Desde hace algunos años existen en el mercado complejos vitamínicos y alimenticios a base de micronutrientes, vitaminas y minerales, que nos ayudan a complementar nuestra dieta.  

 

Desde que se introdujeron al mercado a mediados de los años 50, el uso de este tipo de productos ha ido en aumento y, por consiguiente, la oferta no ha dejado de crecer. Para llamar la atención de potenciales consumidores, algunas marcas utilizan atractivos enunciados, promocionando, por ejemplo, el origen “natural” de sus vitaminas. Pero, ¿qué significa eso realmente? 

  

Subconscientemente, tendemos a creer que todo lo que tiene un origen “natural” es bueno, y lo “sintético” es malo. Si bien es cierto que lo natural es atractivo, la creatividad y el desarrollo de la ciencia ha permitido a la humanidad imitar e, incluso en algunas oportunidades, mejorar, lo que la naturaleza nos ofrece. 

  

Este pudiese ser el caso de las vitaminas. Estos suplementos son compuestos químicos, cuya eficacia se mide por su pureza, no por su origen y, en este sentido, la intervención humana sí puede jugar un papel determinante.  

 

Las vitaminas de origen natural son aquellas que han sido extraídas directamente de fuentes orgánicas a través de procedimientos de refinamiento a fin de asegurar su pureza. Estos procesos suelen ser caros y, de igual manera, requieren de la intervención humana para asegurar que solo se extraen las vitaminas deseadas y que estas mantienen intactas sus propiedades. 

  

Por su parte, las vitaminas de origen sintético son aquellas obtenidas por procedimientos de síntesis química o fermentación. Este tipo de vitaminas son menos costosas de producir y permiten asegurar más fácilmente la pureza del componente químico. Además, como se han producido dentro de un laboratorio, están menos expuestas a la contaminación.  

 

Independientemente del origen de las vitaminas, al final el componente químico resultante es exactamente idéntico y su efecto en nuestro organismo es el mismo. 

  

Además de elegir el tipo de vitamina que más sea conveniente para tu organismo y tu bolsillo, lo más importante es mantener una dieta equilibrada y un estilo de vida activo.  

 

En los casos donde mantener una alimentación que incluya el consumo de 5 piezas de frutas u hortalizas al día sea muy complicado, los complementos alimenticios nos pueden ayudar a mantener los niveles de vitaminas y micronutrientes que nuestro cuerpo necesita, independientemente de su origen.