Miami tiene el título de ser la única gran ciudad de los Estados Unidos en haber sido fundada por una mujer: Julia Tuttle. Muchos otros coinciden en que Mary Brickell también fue una figura esencial en el levantamiento de la ciudad. Ciertamente, sin el empuje y la visión de ambas damas, la historia de Miami se hubiese desarrollado diferente. 

 

Hemos visto muchas referencias asociadas a los nombres de este par de figuras a lo largo de la ciudad; en Bayfront Park es posible visitar una estatua en honor a Julia Tuttle con una leyenda resumida de su historia. Por su parte, Mary Brickell es sinónimo de una de las áreas gastronómicas y de compras favoritas de la ciudad.  

 

Este 8 de marzo, en conmemoración del Día Internacional de la Mujer, quisimos recordar la historia de este par de mujeres tan importantes para nuestra soleada ciudad. 

 

Julia Tuttle plantó la semilla del desarrollo de esta ciudad cosmopolita que hoy recibe a miles de mujeres emprendedoras latinoamericanas y muchos otros orígenes que llegan aquí con su maleta llena de sueños como equipaje. 

 

Un ser adelantado a su época, se aventuró en su travesía en tiempos de cultura patriarcal y convencionalista. 

 

Julia llegó a Florida en 1874 después de la muerte de su esposo con la intención de visitar a su padre, que se había mudado al área de Lemon City. 

 

Rápidamente, fue capaz de ver el potencial del lugar, se enamoró de su belleza y de las posibilidades de cultivar que ofrecía el clima cálido de la región. Esta fue la principal motivación de su ambicioso plan.  

 

Vendió su casa en Cleveland y se mudó a la Bahía de Biscayne con sus hijos. Julia estaba convencida de que la zona se convertiría en una gran ciudad y en un centro de comercio de Estados Unidos con Suramérica. Sabía que llevar el ferrocarril hasta allí era indispensable. 

 

Su principal logro fue convencer al empresario ferroviario, Henry M. Flagler, a quien conocía de sus días en Cleveland, de llevar el tren a Miami enviándole una cesta de flores de su Naranjo en pleno invierno para demostrarle los beneficios del clima del área y además, ofreciéndole a cambio compartir sus tierras con él. 

 

Por su parte, Mary Brickell, inglesa de nacimiento, conoció a su esposo en Australia para luego emprender junto a él su travesía y asentarse eventualmente en Miami después de haber vivido en Cleveland por un corto tiempo. 

 

Al momento de su llegada, la familia compró y acumuló tierras en el área sur de Miami River y de Fort Laudardale. Abrieron un puesto de intercambio comercial al pie del río, sin embargo, fueron sus movidas en el área de la compra y negociación de las tierras obtenidas, lo que hizo que convirtió a los Brickell en una familia acaudalada. 

A principios del siglo pasado, Mary tomó el control del imperio familiar como cabeza de familia y aunque era muy meticulosa y precisa en sus negociaciones, también tenía fama de compasiva. 

La familia era rica en propiedades, pero también tenía dinero disponible para hacer préstamos y ayudar a la comunidad. Mary siempre estaba dispuesta a ayudar financieramente a aquellos que no bebían y tenían reputación de buenos ciudadanos. En épocas de segregación y fanatismos, los estándares de Mary estaban más relacionados con la confianza y amabilidad, por lo que sus préstamos también estaban disponibles para comunidades afroamericanas e indias Seminole.  

 

Al fallecer, fue recordada con los mismos valores por todos los que tuvieron trato con ella. 

 

Es innegable el rol crítico que tuvieron estas pioneras en el desarrollo de esta maravillosa ciudad.