
Empecemos este artículo recordando conceptos básicos sobre la autoestima. ¿Qué es la autoestima? A mí personalmente me gusta mucho la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La OMS destaca que es un estado completo de bienestar y que tiene en cuenta tanto el aspecto social de un individuo como el físico o el psicológico.
Cuando hablamos de tener una autoestima sana nos referimos a la valoración, generalmente positiva, de uno mismo.
Para la psicología, se trata de la opinión emocional que los individuos tienen de sí mismos; en pocas palabras, la autoestima es un sentimiento valorativo de nuestro conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales, que forman la personalidad.
Es una forma de pensar positivamente, una motivación para experimentar diferentes perspectivas de la vida, de enfrentar retos, de sentir y actuar, que implica que los individuos se acepten, se respeten, confíen y crean en ellos mismos. Palabras más, palabras menos, es nuestra propia Auto-Valoración.
Una vez aclarado el punto de qué es tener una autoestima sana, ya serás libre de recurrir a la cirugía plástica o estética porque ya has evaluado desde el “adulto responsable” -con tiempo, con cuidado y tranquilidad-, cuáles son tus motivaciones para realizarte los cambios físicos deseados y estar seguro de que tu motivación no se debe a nada externo.
Hay que desmontar el prejuicio en torno a las personas que recurren a tratamientos de cirugía estética, estereotipándolos como personas obsesionadas con su físico y excesivamente superficiales, que caen en la frivolidad.
Hay muchas razones por las cuales millones de personas se someten a la cirugía cosmética o cirugía plástica cada año.
Una de las razones es para sentirse mejor con uno mismo.
Está comprobado que las personas que tienen una alta autoestima son más seguras, les va mejor en el trabajo, en las situaciones sociales y tienen relaciones estables.
Por eso, muchos especialistas consideran la cirugía plástica como una “cirugía psicológica”, porque afecta el estado emocional.
Numerosos estudios demuestran que la cirugía estética tiene la capacidad de reforzar positivamente la autoestima del paciente, resultando esto en una mayor facilidad para socializar y entablar relaciones personales, mejorando incluso la propia percepción de su atractivo y suponiendo una notable mejoría también en sus relaciones interpersonales.
Evidentemente, obsesionarse con el físico nunca es bueno y hay que evitar caer en la trampa de que una nueva imagen vaya a solucionar todos los problemas de una persona.
Si usted puede acudir a un buen cirujano plástico y darse un “regalito” a usted mismo, hágalo, es increíble cómo los efectos de algo aparentemente tan sencillo cambian la calidad de vida de una persona. Entendiendo que todo el que goza de autoestima disfruta de una buena calidad de vida, ya que una autoestima adecuada tiene influencia sobre prácticamente cada paso que se da. Una vida social plena y sin complejos, un mayor positivismo que permite afrontar retos con mejor predisposición.
De todas maneras, esto no significa -lo dejo bien claro- que las carencias emocionales de las personas desaparecerán simplemente por cambiar de apariencia. Hay quien busca recuperar la autoestima perdida en una operación, y ese no es el lugar adecuado para encontrarla.
Si usted no goza de una autoestima sana, busque un profesional en salud mental.
Si usted goza o posee una autoestima sana, haga las paces con la cirugía plástica y/o estética. Busque un excelente cirujano plástico.
“Quiero verme mejor” 👏/"No me gusta nada de mi cuerpo”✋
“Quiero cambiar algo de mí para amarme más”👏 /"Quiero cambiar algo de mí para empezar a amarme”✋
Eugenia León | Psicoterapeuta | @asidelibre |+1 (868) 264 3990
Fuentes consultadas: siquia.com VidaySalud.com