
Definitivamente, establecer una buena relación con los hijos adolescentes es todo un reto que suele ser arduo y agotador; pareciera que mantener la conexión con nuestros hijos y tener un día sin novedad es casi imposible. Esto es porque durante la adolescencia se viven una serie de cambios físicos y psicológicos que provocan dudas y confusión tanto en los hijos, como en los padres.
Es precisamente durante esta etapa que nuestros hijos se preparan para la edad adulta y sin querer se convierten en el foco de múltiples exigencias personales, familiares y sociales, generando muchas veces tensión, pues según sea su comportamiento se suele evaluar a los padres positiva o negativamente y son los padres los que deben dedicarse a la tarea de empezar a promover la toma de decisiones y plantear alternativas de solución frente a las situaciones que se les presentan en la vida, procurando aumentar paso a paso la responsabilidad en los chicos.
Aunque para muchos padres es difícil bajar el nivel de control y aceptar que su hijo no querrá hacer todo lo que le digan, hay que tener en cuenta que eso es parte del desarrollo de su identidad y con ello se aprende a tomar la responsabilidad de sus acciones, sin que mamá y papá salgan a resolverles los problemas, sino más bien sean orientadores y acompañantes en el proceso. Aquí es cuando muchos se preguntan si es posible tener una buena relación con su hijo adolescente que solo quiere hacer su voluntad y no la nuestra y además muestra poco interés en asumir responsabilidades.
Para dar respuesta a esta interrogante a continuación te presento varias recomendaciones que serán fundamentadas en tres pilares:
1. Conectar emocionalmente para comunicarse efectivamente
2. Fomentar el amor propio
3. Establecer límites y normas
1. Conéctate primero contigo para poder conectarte con tu hijo adolescente
Muchas veces estamos desconectados de nuestras emociones y pensamientos, queremos comunicarnos con nuestros hijos, pero no tenemos claro lo que nos decimos a nosotros mismos, lo que sentimos, si estamos bien o si estamos mal, si nos criticamos y nos tratamos con respeto y compasión, si nos permitimos equivocarnos o si, por el contrario, deseamos ser perfectos aun a costa de nuestra tranquilidad.
Si no estamos en armonía con nosotros mismos, será muy difícil conectarnos de forma adecuada con nuestros hijos y con el resto del mundo. Por eso el primer paso es conocerte a ti mismo, tratarte con amor y respeto, y conectarte con tus sentimientos y pensamientos para dar claridad a cualquier situación por la que estés atravesando.
2. Conéctate con su realidad (empatía)
Ya que sabes cómo te conectas contigo mismo puedes enseñar a tu hijo a conectarse a su vez consigo mismo, comprendiendo lo que está viviendo, hablar sobre lo que siente o desea y siempre escucharlo atentamente sin el ánimo de dirigirlo; solo establecer conexione para que aprenda a conocerse.
3. Desarrolla la confianza
Cuando queremos que nuestros hijos confíen en nosotros, el primer paso es no juzgar a nadie, ser compasivo y respetuoso. Puedes empezar hablando sobre una película que vieron juntos o contándole a tu hijo sobre tu acontecer diario, pídele su opinión sobre alguna situación que te esté sucediendo, así sentirá que su opinión es importante para ti y será más comunicativo. Recuerda que siempre vas a confiar en la persona que te considera valiosa, que sientes que no te juzga y te toma en cuenta.
4. Expresa tu amor
Muchas veces nos enfocamos tanto en lo que queremos que hagan nuestros hijos o en lo que han fallado, que no nos decidimos a decirles que los amamos y que pase lo que pase estamos para apoyarles. Cuando empezamos a practicar expresiones de amor, ellos serán a su vez más expresivos, por ejemplo, poner unas notas sobre la nevera en donde todos los días le escribas algo positivo y algo que agradeces, enfócate en el amor que sientes y dile cada día que lo amas, que es valioso escucharlo y sentirlo y eso hará que la conexión emocional con él sea mucho más fuerte.
5. Conoce a sus amigos
Conviértete en esa mamá que siempre deseaste cuando eras adolescente, conoce a sus amigos, sé comprensiva, escúchalos, no los juzgues ni etiquetes, escucha y aprecia la música que les agrada, pídeles que te expliquen las cosas que desconoces de su actualidad, brinda orientación desde el amor porque los amigos de tu hijo podrían también ser tus hijos, trátalos como quieres que traten a tu hijo, conviértete en esa mamá en la que ellos también pueden confiar y recuerda que cuando orientas a sus amigos también estás orientando a tu hijo.
Si tiene un amigo que no te gusta porque tu sentido materno te dice que hay peligro, entonces habla con tu hijo sobre lo que valora de esa amistad, ayúdale a identificar porque eligió esa amistad, tal vez desee notoriedad o tal vez está mostrando una baja autoestima al unirse con amistades que pueden ser negativas. En todo caso no descalifiques de plano esa amistad porque solo crearás conflicto y rechazo, lo que hará que tu hijo te oculte cosas, en lugar de eso oriéntalo y edúcalo, tal vez esa amistad solo necesita sentirse valorada y comprendida.
6. Los límites y las normas
Es muy importante que tengamos claridad a la hora de establecer los límites y las normas. Los límites van a depender del nivel de responsabilidad de nuestros hijos, por eso es importante que se vayan concientizando poco a poco sobre ellos. Los límites se establecen para que nuestros hijos estén seguros y nosotros tranquilos. Ejemplos de estos límites son establecer la hora de llegada de una fiesta o conocer exactamente el lugar donde se encuentran y con quienes se reúnen, que eviten irse con desconocidos y esperar que los busquemos, no cambiar de lugar sin avisar.
· Las normas se establecen para la buena convivencia y para que nuestros hijos vayan desarrollando responsabilidades. Por ejemplo, colaborar con los quehaceres de la casa, ser responsable con el orden y la limpieza, cumplir con los horarios del uso de la tecnología, contestar siempre las llamadas y mensajes de los padres (por favor no abusemos de esto llamándolos cada 15 minutos)
· Enseñar a nuestros hijos que la flexibilidad y negociación de los límites están directamente relacionados con su nivel de responsabilidad.
· Enseñar que el no cumplimiento de las normas o límites tiene consecuencias y ellas no son castigos que se dan por autoritarismo, sino que son consecuencia directa de sus actos. Por ejemplo, si llegan ebrios de una fiesta, la consecuencia es volver a ganarse la confianza y mostrar en sus acciones que son capaces de cuidar de sí mismos, si solo les prohibimos salir no hay en ellos el interés por volver a ganarse la confianza y trabajar en desarrollar valor por su integridad física y psicológica.
· Los límites y las normas deben ser claros, cuando se les dice que no, es muy importante no ser autoritarios, sino expresar la negativa desde la autoridad con respeto y amor que les incite a reflexionar sobre el valor y motivación de esos límites.
7. Compartir tiempo juntos
Es importante estar en familia, pero si queremos establecer un vínculo más cercano es importante tomarse el tiempo para compartir con tus hijos adolescentes, en donde hagan cosas que les generen interés, recuerda que siempre será más fácil que tú estés en el mismo nivel de tu hijo que pretender que él se adapte a tu mundo. Si lo que deseamos es conocerlo hay que abrir espacios que nos muestren quienes son y lo que sueñan, abrir espacios donde veamos su personalidad con mayor claridad lo que a su vez les permita a ellos conocerse más.
8. Valorar su opinión
Cuando les enseñamos a nuestros hijos que su opinión es valorada a pesar de que tal vez no la compartimos, ellos conocerán que frente a sus amigos no necesitan decir o hacer cosas para ser aceptados, que aprendan a dar y pedir respeto por sus opiniones e ideas.
Un punto fundamental que ganamos al hacer esto en la crianza de nuestros hijos es que los conoceremos tal y como son y tenemos la oportunidad de orientarlos especialmente en donde lo necesitan y no en lo que nosotros creemos o deseamos. Sin duda conocer realmente a nuestros hijos se logra escuchándolos permanentemente para poder comprenderlos y verlos desde lo que son y no necesariamente desde el lleno de nuestras expectativas.
9. Ayúdale a identificar sus logros
Juntos hagan la lista de sus logros, recordando que un logro es ir de un punto A hasta un punto B como objetivo, los logros van desde aprender a manejar bicicleta hasta pasar un examen para ser aceptado en una academia. En cada logro se aprende y al conocer los aprendizajes ganados se alcanzará una experiencia enriquecedora que servirá para animarse a hacer posibles otros sueños. Lo más valioso de esto es que tu hijo aprenda que lo más importante es lo que siente y lo que piensa de sí mismo a través de sus experiencias.
10. Muestra interés por sus metas
Una las características más relevantes de la adolescencia es el no tener miedo a los riesgos, ya que es una etapa en que están desarrollando su habilidad de control y se atreven a hacer cosas atrevidas; esto debemos canalizarlo para que cumplan sus metas y logren sus sueños; por esto debemos apoyarlos y brindarles toda la orientación y enfoque para su autoevaluación cada vez que los van desarrollando. Nuestro apoyo marcará una diferencia increíble entre lo que pueden lograr a pesar de no creerse capaces de hacerlo.
11. Celebra sus logros primero desde lo que piensa
Es claro que es importante que le celebremos a nuestro hijo sus logros, sin embargo, antes de eso es fundamental que le motivemos a que haga su autoevaluación e identifique lo que siente antes de cualquier aplauso, porque la autoevaluación es la que contribuye a construir una autoestima adecuada y a no depender de la opinión de los demás, ni siquiera la de nosotros porque esto les generará inseguridad. Basemos nuestra crianza en hacer posible que nuestro hijo se valore y respete, en que aprenda a elegir lo mejor para su vida y a no depender de las opiniones de los demás, porque nadie puede vivir con esa presión, después de preguntarle cómo se siente podemos decirle que se sienta orgulloso y feliz de lo que ha logrado para su vida. (Si no estás acostumbrada a esperar para felicitarlo, no te afanes, esto se logra con la práctica).
12. Respeto y amor
En muchas ocasiones nos quejamos de la falta de respeto de nuestros hijos, sin embargo, es muy importante tener en cuenta que el respeto se enseña y se da con el ejemplo; no se trata de justificar ni aceptar la falta, se trata más bien de mostrar con nuestro comportamiento como podemos enseñarle a gestionar sus emociones sin herir a los demás, en especial teniendo en cuenta el impacto que tienen nuestras palabras en la vida de los hijos.
Así mismo, si hemos fallado nosotros es necesario que nos disculpemos, con eso enseñamos a nuestros hijos que nadie, por mucho que te ame o lo ames, tiene vía libre para ofenderte o faltarte el respeto; además cuando reconocemos un error frente a nuestros hijos ello nos da más valor, nos permite infundir respeto y hace posible que ellos aprendan a comprendernos.
13. Seamos coherentes
Seamos coherentes entre lo que decimos y hacemos, nuestros hijos siempre nos están viendo y durante la adolescencia existe una evaluación constante por parte de ellos, por lo que es importante que nuestro discurso sea congruente con nuestras acciones. La coherencia aporta validez y respeto a nuestras palabras.
14. Respetemos su intimidad
En realidad, el significado de la intimidad para nuestros hijos es tener un espacio seguro para desarrollar su personalidad y otorgarle ese espacio es fundamental para ellos; a medida que van pasando esta etapa aprenden a ser más independientes y a desarrollar su propio criterio, por eso es importante que nos enfoquemos en brindarles orientación adecuada y no solo ser espías de sus actos y comportamiento.
Esto no quiere decir que no estemos atentos a sus cambios o que no prestemos atención si vemos banderas rojas que nos indican que algo no está bien, para eso no tenemos que ser solo vigilantes, sino que tenemos que dar un mayor énfasis a desarrollar la confianza entre ellos y nosotros, esta es la confianza que nos permitirá orientarlos adecuadamente y evitará que ellos busquen a su vez una dirección inadecuada.
15. Tareas y responsabilidades
Las tareas del hogar otorgan responsabilidad a nuestros hijos, por eso es importante que las vayamos adaptando a su edad y madurez. Debemos ir paso a paso en el nivel de responsabilidad porque no podemos exigir que se mantenga la casa en orden si no le hemos enseñado antes a cumplir con los pasos simples como son el ordenar su habitación. Por ejemplo, empieza por establecer la norma de mantener su cama ordenada, luego que la ropa esté en la cesta de lavar y así pasar otras responsabilidades en el hogar como por ejemplo limpiar un área de la casa o lavar los platos.
Todos los miembros de la familia deben tener las actividades claras y en los horarios en que se pueden realizar, y debemos tener en cuenta los tiempos para cumplir con sus tareas académicas, para no interferir con las labores del hogar. Esto ayudará a nuestros hijos a tener mayor grado de convivencia y a comprender que en la medida que van cumpliendo sus responsabilidades adquieren una mayor madurez.
Finalmente debemos afirmar que el crear un ambiente de sana convivencia para conectarnos con los hijos adolescentes puede convertirse en algo imposible si no sabemos utilizar las herramientas
Rosina Peñaranda es psicóloga y coach para padres y adolescentes. Radica en Estados Unidos, desde donde ofrece diferentes acompañamientos a través de citas on line y eventos. Si deseas contactarla puedes entrar en el siguiente link: https://fast.cm/30NTxZk4f
Escrito por: Rosina Peñaranda
Instagram: @piensogrande / Facebook: Pienso grande